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jueves, 4 de noviembre de 2010

REFLEXIONES SOBRE LA VISITA DEL PAPA A BARCELONA (1ª parte)

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA VISITA DEL PAPA BENEDICTO XVI A BARCELONA PARA BENDECIR EL TEMPLO DE LA SAGRADA FAMILIA (1ª parte)

Resumen previo: Ciertamente no se entiende muy bien el que se venga en este momento a bendecir un templo que durante más de 125 años se ha estado construyendo cuando parece que en sólo 15 años podría estar terminado y sería el mejor momento de bendecirlo e inaugurarlo. Pero en este evento se dan dos circunstancias a tener en cuenta: la artístico-cultural y la de tipo religioso. Y entre ambas hay que considerar elementos sociales y políticos. De salida, el Papa no es sólo la figura más emblemática de la iglesia católica, por lo menos para los creyentes, sino que es también un Jefe de Estado. Por ello, estos días la “parafernalia” vaticana se trasladará hasta aquí, con lo que ello representa. Por otro lado, se ha hablado mucho de los costes que esta visita representa, pero seguramente son proporcionalmente menos importantes y menos censurables que los que nos costó a todos  la visita de la sra. Obama y su hija a la costa mediterránea este verano para pasearse unos días por las tiendas de baratijas de la zona. En ese momento, pocos pusieron, como ahora, el grito en el cielo… (seguirá)
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Seguramente no hubiera sido este el tema elegido para iniciar algunas reflexiones de tipo general en este BLOG, pero lo impone el momento y la actualidad del tema, por lo que voy a tratarlo en 3 escritos. Aquí viene la primera parte.

Soy consciente de que son ideas sueltas y algo deshilvanadas, y que en un tema con tantas aristas no voy a sentar cátedra en nada (tampoco en otros temas, pero en éste podría profundizarse mucho más), pero otros ya lo están haciendo estos días en prensa, radio y TV y sólo quiero apuntar algunas cosas que considero destacables y que no lo han sido o se ha hecho desde ópticas interesadas o no claras en los medios de comunicación.

Vaya por delante que no entiendo muy bien a qué viene este viaje en este momento; además los medios de comunicación o quien sea no la explicitan adecuadamente (la Iglesia, la jerarquía, el Vaticano, las autoridades sociales nuestras…etc.). El templo de la Sagrada Familia se inició a finales del siglo XIX, exactamente en 1882 y desde 1883 se encargó de la obra Gaudí hasta su muerte en 1926 (es decir, la friolera de 43 años). En mi niñez y juventud, en los años 50 y 60, siempre oí decir que lo mejor era dejar estar este templo en paz (es decir, no terminarlo) ya que en esos años se llevaban ya 75-80 años de trabajos y la obra amenazaba de hacerse eterna e interminable. Habría que recordar que se quiso fuera, ya desde su inicio y así lo indicó el mismo Gaudí, un templo expiatorio, es decir, construido únicamente con las aportaciones o donativos de los fieles.

 Terminada la guerra española y en los años siguientes de posguerra, con dificultades económicas diversas en la ciudad y en el país en general, lo que se precisaba para terminarse en un siglo no se veía manera de ser recaptado. Ya había dicho Gaudí: “El Temple Expiatori de la Sagrada Família el fa el poble i s'hi emmiralla. És una obra que està a les mans de Déu i en la voluntat del poble”. (el templo expiatorio de la Sagrada Familia lo hace el pueblo y se mira en él. Es una obra que está en las manos de Dios y en la voluntad del pueblo”.

 Pero en los últimos 40 años, ante todo, gracias ante todo ala venida en masa de turistas a Barcelona, gracias al interés por lo artistico-cultural de Barcelona y Catalunya y en particular por el modernismo y por su mismo autor principal- Gaudí - se ha dado un nuevo impulso a la obra y se ha avanzado tanto en su realización que está previsto que en unos 15 años tal vez pueda ser terminado este templo insignia de la ciudad de Barcelona.

Por ello, que para tantos sea considerado actualmente este templo como todo un símbolo de la ciudad, me parece estupendo ¿por qué no? De hecho nadie pensó en la torre Eiffel como símbolo de París cuando se construyó (es más, estaba previsto, creo saber, en retirarla y desmontarla tras el evento que animó a ser construida como antena en aquellos momentos de la historia de esa ciudad) y ya vemos qué ha sido de ella en los últimos 100 años… Y así podría decirse de muchos monumentos o símbolos unidos a ciudades o lugares en el mundo entero.

Pero en esa obra coinciden dos elementos, como mínimo, esenciales: el artístico-cultural y el religioso. Y es evidente que mientras el primero ha sido elevado a lo máximo en los últimos años, la sociedad, cada día es más neutra o menos cristiana o creyente en general, y todo lo religioso cuenta ya menos en nuestra sociedad actual tanto en el mundo occidental, como en España, Catalunya e incluso Barcelona.

En cuanto a lo primero (lo artístico-cultural) el Papa tiene poco que decir al respecto como líder o como el personaje que es (más emblemático del mundo católico). En cuanto a lo segundo, tampoco se entiende que se venga ahora a bendecir un templo que estará terminado en 15 o máximo 20 años (dependiendo, fundamentalmente, de los “dineros” que haya para concluirlo en estos próximos años) ya que quienes han esperado ya más de 125 años para verla tal y como está en este momento, podrían esperar unos 15 años más para verla terminada y entonces inaugurarla o estrenarla en serio y darla por acabada. Por otro lado, ya hace años que se decía misa en la cripta, sin necesidad de bendición papal alguna; yo mismo he escuchado algún concierto, si no recuerdo mal, en la misma cripta y por ello no veo justificación alguna para este viaje e inauguración de una obra que está aún en proceso de construcción.

A veces este evento me recuerda la prisa que se dan los políticos en terminar obras cuando se acercan la elecciones. Si se quiere que se inicie algo, y más aún que se termine una obra que languidece innecesariamente durante meses y años, basta con esperar a las próximas elecciones, hágalo notar y verá cómo corren a inaugurar lo que haga falta. ¿Necesitará alguien –puede suponerse a quienes me refiero- alguna nube que eclipse otros sucesos para inaugurar a bombo y platillo una obra así? Que cada uno considere lo que crea más conveniente al respecto…; pero creo que debería esperarse algún tiempo más para que un Papa, el que corresponda en su momento, viniera a bendecir e inaugurar solemnemente esta insigne obra...

Pero dicho todo esto, si se quiere bendecir ya el templo para el culto, que se bendiga; tampoco nos vamos a morir por eso. Y si aprovechando un viaje papal a otros lugares, el actual Papa encuentra un rinconcito y un hueco en su ocupada agenda para visitarnos (aunque sus antecesores y casi él mismo, aunque menos, casi ni sabía quienes éramos y que aquí, por ejemplo se hablaba una lengua milenaria – el catalán-),  pues que venga…
(Estas últimas palabras no pretenden ser ni una provocación ni siquiera una velada crítica a su venida –como enseguida se comprobará- sino la expresión de no entender de qué va todo, quién monta estos asuntos o viajes y qué contamos todos en el evento…).

Antes de proseguir, querría también indicar que a mí no me acaban de gustar ni signos externos o muy poco esenciales de la iglesia, desde las vestimentas de los grandes personajes de la iglesia, sean en el Vaticano o en sitios más cercanos a nosotros; ni las miradas de conmiseración hacia los pobrecillos creyentes a los que poco se les permite opinar –aunque tengan estudios y sabiduría para hacerlo-, ni la parafernalia oficial que se tiene en las grandes alturas de la jerarquía, ni nada que se le parezca. En este sentido, creo que cada vez vamos a peor. Me explico:

He podido advertir, incluso, desde mi primer viaje a Roma, el año 1966, en el que ví de cerca i escuché atentamente a Pablo VI, y desde los recuerdos de lo visto por televisión algunos años antes por parte del gran pontífice Juan XXIII, y por radio o fotos o en reportajes, la figura de un Pío XII, que no ha habido muchos cambios que digamos en la iglesia, en su parafernalia externa en los últimos 40 o 50 años. Más bien al revés, por otras causas cada vez se ha complicado más todo. Ya Juan XXIII quería evitar a toda costa la silla gestatoria, aunque al final por su ancianidad y para que pudiera ser visto por todos los que le visitaban, optó por mantenerla… Pero eran otros tiempos en los que aún no se había dado el concilio y las mentes de todos y las maneras clásicas llevaban su propio ritmo.  Pero sobre todo, lo acontecido en la larga etapa de Juan Pablo II y luego los acontecimientos del actual Papa han complicado aún mucho más las cosas…

Antes, con ocasión de numerosos viajes familiares o personales, viajar a Italia si se podía siempre conllevaba la obligada visita a Roma, y una vez allí, acudir hasta el Vaticano, hasta sus museos, visitar la plaza de San Pedro, por supuesto la Basílica de San Pedro y las otras grandes basílicas de la ciudad…; incluso acudir a una concentración de visitantes o encuentro con el Papa, siempre era algo interesante, como mínimo, y un verdadero acontecimiento. Posteriormente, entre lo sucedido en el atentado a Juan Pablo II, más lo que representaba su emblemática figura que atraía tantas masas de gentes, ir hasta allí era poco menos que un  tormento por los controles policiales, chequeos al entrar… (aunque eso podía entenderse de alguna manera), pero ante todo por los “personajillos” (no merecen otro nombre) ubicados por los alrededores de la plaza de San Pedro que decidían si te dejaban pasar o no a los lugares de interés según la largura de tu pantalón, (aunque se tratara de tus hijos pequeños, unos niños)  o si las mangas de las camisas de tus hijas eran cortas o algo similar…

Por todo ello, estos encuentros de masas, siempre me dan cierta alergia ya desde hace años y los huyo en cuanto puedo. Y aunque comprendo que dadas las circunstancias del mundo y dado que todos nos hemos vuelto muy “viajeros” quizá no haya más remedio que prestar atención a algunas normas de vigilancia; aunque por otro lado parece que los poderosos de siempre, sean creyentes o no, vivan de una u otra forma, siempre parecen ser bien recibidos en esos foros que deberían ser de otro tipo o funcionar de otra forma, atendiendo ante todo a los más pobres, sencillos, necesitados de ayuda, amparo y cobijo.

Pero nos estamos yendo del asunto (vaya, me estoy yendo yo, seguramente). Aunque quizá no tanto como parece; más adelante quizá se vea a dónde quiero ir con todo esto.

En primer lugar, decía antes, que estos viajes inesperados, los encuentros como mínimo algo  raros, inadecuados o  innecesarios,  sean en el Vaticano o en otros lugares; además,  la marcha de todos estos eventos y encuentros me parece poco oportuna en muchas ocasiones. Pero dejemos esta cuestión y centrémonos en este viaje concreto papal del día 7 a Barcelona y sus circunstancias y lo que sobre ello se dice y juzga.

Por de pronto, como se ha visto, se habla, y mucho, de los gastos que este evento ocasiona. Se ha hablado tanto por algunos sobre este tema, que me da la impresión que no se sabe bien de qué se habla o lo que se dice. Parece ser que el coste de la venida del Papa a Barcelona será de un milloncito de euros, aproximadamente, a pagar por las instituciones politico-sociales del país (sea Ayuntamiento, Generalitat o Estado) y unos 600 o 700.000 euros a pagar por la iglesia. Eso dicen los enterados y me voy a fiar de esos números ya que nadie los discute como tales, pero sí por su oportunidad, por parecerles a muchos un gasto desmesurado o inapropiado.

Y la verdad es que, de salida, me parecen unas cantidades muy aceptables, asumibles y no exageradas dado el movimiento de masas que se dará  ante tal acontecimiento presidido por semejante personaje que nos visitará. Porque una cosa es que, como antes decía, no vea motivo evidente para dicho viaje ni excusa para poner en marcha un viaje tan complejo que parece que sólo tiene como finalidad bendecir ya un templo aún no finalizado; pero otra cosa es que si aprovechando el evento o con la excusa que sea, viene el Papa actual, hay que  considerar dicha circunstancia en toda su complejidad. Por ello, creo que habría que tener en cuenta dos cosas:

1. Que quien nos visita es un Jefe de estado (nos guste o no a los creyentes; a mí no, ciertamente, pero así es en este momento) y eso implica unas atenciones y cuidados importantes.

2. Que es el máximo representante de la iglesia católica. Por ello, aunque sólo una cierta cantidad de los catalanes sea creyente y le guste que este Papa inaugure la vida religiosa de este templo, saldríamos a un euro, aproximadamente por cabeza de gasto por cada creyente (es decir, lo que le costaría a un papá o mamá, incluso más o menos pobre o muy justo en recursos, le cuesta una refresco de cola o unas piruletas para sus pequeños en una tarde cualquiera).

Y todo esto, sin contar que los gastos de la iglesia parece pueden ser costeados en gran medida por instituciones o por los mismos feligreses sin ninguna dificultad.
  
Pero para abundar algo más en este asunto, yo no sé lo que nos costó a todos los españoles la visita más bien “tontorrona”, por lo que se vio, de la esposa del presidente de EEUU, sra. Obama realizó a la costa mediterránea en el pasado verano. La señora Obama viajó con su hija pequeña que, aburrida y sin otros alicientes (ya que su hermanita mayor estaba en unos campamentos a la que la “pobre” niña, por lo visto, no pudo asistir) pensó en este lugar para pasar unos pocos días con su querida hija. Su egregia mamá la trajo a distraerse por las costas levantinas, en hoteles de super lujo, removiendo a decenas de persona de su séquito, con vigilancia extrema en los alrededores y en todos los “paseitos” que daban madre e hija aunque fuera a ver cuatro tiendas de baratijas o cositas sin interés, sólo aptos para turistas aburridos. Y todo con un alarde impresionante de medios de comunicación, guardaespaldas, con helicópteros merodeando la zona, hombres ranas en los puertos cercanos (no fuera a que a ambas personas e les ocurriera dar un paseito por el puerto…etc).

Aunque por lo menos se les ocurrió (¡ algo parecía más sensato!)  pasar una horas, pocas, en Granada…y todos contentos intentando hacerse una foto con la insigne señora que hasta probó alguna comida nuestra (quizá incluso esa imbebible sangría de los lugares turísticos), vistió a su nena con alguna ropita ad hoc, (por lo que se veía algo de lo más cutre que pueda pensarse)  e hizo ir de cabeza a mucha gente sin demasiado motivo. Que se sepa, únicamente los que tenían tiendas de baratijas o ropas o comidas para turistas, disfrutaron del evento y de la propaganda gratuita que el evento les brindaba...

Pero nadie puso el grito al cielo por los gastos de aquella “ocurrencia” de la sra. Obama, con unas molestias, gastos y movimientos que quizá fueron incluso superiores a los que va a generar este viaje del Papa a Barcelona que, aunque quizá no sea del todo necesario, sí es querido (y hemos de respetarlo) por miles de fieles, de amantes del arte o por muchos ciudadanos de a pié que no lo ven con malos ojos.

Yo no advertí hace unos meses, que los políticos de ningún pelaje se rasgaran las vestiduras como lo están haciendo ahora. Y eso que en aquel evento nada justificaba todo lo que le rodeó. En esta ocasión, sin duda alguna se hace algo de mayor interés en todos los sentidos, como voy a intentar comentar enseguida. Y tiene gracia (por no decir que da pena) que algunos “politiquillos” más bien vulgares, tanto del Ayuntamiento, como de la  Generalitat o tal vez hasta del estado se rasguen las vestiduras y vayan a manifestarse (o  intentarlo) en una marcha anti-viaje de Benedicto XVI. Incluso algunos ya preparan sus mejores “armas” dialécticas o ideas de peso para intentar comprometer el evento.
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Pero vamos a dejar por el momento esta exposición en este punto y en otro momento (en 2-3 días y antes de que el Papa visite y bendiga el Templo de la Sagrada Familia) concluiré estas reflexiones previas a su visita. (Será la 2ª parte de este escrito). Posteriormente, si el asunto lo merece (seguramente sí) y si hay alguna reflexión más a hacer, presentaré una tercera parte sobre lo que veamos ocurra el día 7, como se dé todo y qué repercusiones haya tenido esta visita.

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